Negociaré con la incertidumbre
y pactaré a plazo fijo
una nueva ilusión en tus ojos o en los míos
llena de intereses en forma de insomnio
Tacharé la letra pequeña
y firmaré como si se tratara de un poema de sabina
o de un post-it en tu nevera
pagando las cuentas al contado
sin demora, con abrazos
Y aunque no sean los mejores tiempos
y mi depósito preferente
donde guardé todas mis caricias
me pida una rentabilidad que no pagaré,
saldremos adelante...
Quizás no sepa qué demonios hago aquí
y hasta dude del color de mis ojos
o de las verdades que cuentan frente al espejo
Quizás no sepa cómo demonios escaparme
cuando podré, de nuevo, hacer un quiebro a la razón
o ese famoso juego de ilusión a la cabeza
Quizás me pregunte a donde demonios llegué
donde perdí la sonrisa en este viaje de ida
o por qué mis canas se empeñan en recordarme que todo sigue su curso
Quizás no sepa ni como, ni cuando, ni donde
y hasta vuelva a vacilar de que este teatro de lo absurdo tenga sentido
o de que sigo echándote de menos...
Quiero que vengas y cerca, me susurres
que el cielo deje de burlarse
dibujando tu silueta de nubes
que la almohada no me traicione
guardando tu olor cada mañana, cada noche
que las canciones sepan fabricar las palabras
que me muerdan las orejas
que las camisetas aprendan
a conservar la figura de tu cuerpo desnudo.
Quiero que vengas y me tomes por la cintura
susurres otra vez
y que le joda al resto del mundo...
Cualquier día, no cualquier noche.
Recuerdo como te miré
y no busques más esa mirada
la guardé (bajo llave, bajo clave)
Recuerdo al cuarto menguante dibujando
tu perfil, en mi almohada
aquella silueta perfecta
que confío divisar en cada sombra
en cada giro de esquina.
Y te encontré a tientas
con una mano en la cintura
otra rodeando tu pecho
proponiéndote una lucha
cuerpo a cuerpo
esperando
volver a gastarnos los labios
besándonos tal vez el alma
hasta que la noche, traicionera
nos separe como vencidos...
Lavar mis dientes con un beso
en la mañana, en la noche
mientras me despide
la sonrisa de tu ombligo.
Que mi descanso
comience en tu abrazo
al cruzar la puerta que se abre
al posar mis manos en tu cintura.
Y que la cena se sirva con
sabor a tus comisuras
sin más que el chocolate
de tus ojos, como postre.
Y aunque sé que no puedo pagar este alquiler
aquí es donde quiero vivir
y propongo como aval
la promesa de intentarlo...
Doblo la esquina 46 minutos tarde
y allí sigues
esperando con tu sonrisa
guardando tu abrazo.
Preguntas y recibes
un quebrado sí
aunque bien sabes
que las cosas no marchan
aunque por fin da igual y todo queda
tras tu abrazo.
Y consigo engañar mi olfato
entre cervezas y perfumes
donde cada boquilla tiene sabor a labio
y se camufla en otro trago de cerveza.
Y consigo distraer mi mente
en juegos absurdos
en historias contadas por enésima vez
en un ir y venir de discusiones que otra vez
te devuelven a escena.
Y cambiamos de tema
para perderme entre las sonrisas
de aquellas mujeres
pidiendo otra ronda
a la que quiero invitar sin sacar mi cartera
para no cruzar mi mirada con
la de aquel fotomatón
Pero lo que de verdad importa
es que tú, amigo
estés aquí, pidiendo solo a cambio
disfrazar esta noche...
Al amigo que nunca tuve, y quizás algún día aparezca...
Lo cierto es
que cada día lo llevo mejor.
Ya consigo solo recordarte
en cada café
que tanto recuerda el sabor
de aquella mañana
y consigo solo soñarte
seis veces por semana
y es que la séptima noche
la paso en vela
a sorbos de café...
Aquella noche miraba mis manos
y me preguntaban que hacer.
Tanto tiempo sin que tú
aparecieras tan cerca
desnuda
tanto tiempo sin que tú
me sirvieras tu cuerpo
en vaso ancho
tanto tiempo sin que tú
me presentarás tu ombligo
como el fin del mundo
y yo, no supe que responder
pero algo nunca había olvidado
y te hice el amor...
